Miles de litros de nieve, granizo y lluvia que cada año caen en Tajirachi, una comunidad rarámuri del municipio de Carichí y considerada de alta marginación, se desperdiciaban al no haber depósitos para captarlos y hacerlos aptos para consumo humano. El agua corría hacia los arroyos formando aguajes y charcos, donde quedaba estancada y se contaminaba.
Los habitantes de la zona serrana consumían esa agua porque no había otras fuentes de abastecimiento. La ingesta y uso del líquido contaminado es una de las principales causas de enfermedades gastrointestinales, además de infecciones cutáneas y oculares, éstas últimas, cada vez más frecuentes entre la población rarámuri, según hacen saber los promotores de salud comunitarios en sus registros.
Ahora la situación ha cambiado radicalmente, el agua apta para consumo humano es una realidad en casi todas las casas de Tajirachi, a través de un programa denominado “Cosecha de Agua”, el Gobierno del Estado y el Centro de Acopio para la Tarahumara (Captar), una asociación civil, han establecido un acuerdo de trabajo para hacer realidad uno de los derechos más elementales del ser humano, tener agua potable para beber.
A poca distancia de Tajirachi se encuentra la Ciudad de Guachochi, donde el agua entubada y la electricidad son servicios comunes, pero lo agreste del territorio con arroyos y pasos aparentemente infranqueables aíslan a los habitantes de este poblado indígena, haciendo casi imposible que en sus casas tengan agua entubada y electricidad debido al inmenso costo económico que significa tender líneas conductoras para estos servicios.
Por siglos los habitantes se habían abastecido de agua de arroyos, aguajes y charcos, la transportan por horas en burros o sobre los hombros en envases de plástico y la usan tanto para las tareas, como para consumo humano.
José Ignacio Espino Hernández, uno de los rarámuris beneficiados con una cosecha de agua afirma: “Pues ha traído buen beneficio a toda la comunidad, a todos los que ya tienen puesto todo lo que es del captar del agua. Teníamos que ir casi dos kilómetros, o un kilómetro a veces, en botes, en galones, o si no, en burros”, dice en el lenguaje que por siglos han hablado los habitantes de Tajirachi y esta región serrana.
“Estamos dando gracias porque ya tenemos el agua en la casa con el Captar que cae del cielo, antes sí se desperdiciaba. Ora, como quien dice, se almacena ahí el agua, pa´tomar agua pura. Con eso hacemos comida, se bañan, lavan la ropa y no se enferman los niños ni los grandes”, agrega.
Leopoldo Zárate, encargado del Internado en Norogachi, comenta que estas cosechas de agua han beneficiado a muchas familias con la mejora de los techos de sus casas. “(Esto) mejora la calidad de vida y la captación de agua, la gente está contenta, tienen talleres de capacitación para que lo pongan bien y no tienen que bajar al arroyo a lavar”, dice este misionero marista que por muchos años ha pastoreado la Tarahumara.
El agua que captan para tomar les dura cuatro meses más o menos, hasta que viene la siguiente. “Cada proyecto son de 400 (los equipos que se instalan para cosecha de agua) y llevan otras tres; o sea, que han de llevar unas mil 200 familias beneficiadas de toda esta región del municipio de Guachochi”, calcula.
“Tenemos un compromiso enorme para saldar una deuda histórica con las comunidades indígenas de Chihuahua y vamos a colaborar sin ningún miramiento con las autoridades municipales para resolver carencias en materia de vivienda, agua potable, electrificación y problemas de salud”, expresó el gobernador Javier Corral Jurado, quien con María Lourdes Cruz Russek, Presidenta de Captar; el alcalde de Guachochi, Hugo Aguirre García; Ismael Rodríguez Gallegos, presidente de la Junta Central de Agua y Saneamiento y en presencia de autoridades rarámuris como Juan Espino García, primer gobernador de Norogachi, firmaron un acuerdo de trabajo.
En reconocimiento del esfuerzo generoso y altruista de Captar, la administración estatal aportó inicialmente 3 millones 700 mil pesos a este proyecto para lograr 187 cosechas de agua. Cada uno tiene un costo de 18 mil a 20 mil pesos, comentó Javier Corral.
Además, el Gobierno del Estado tiene un proyecto para lograr mil cosechas por año, por lo que se hará con un esfuerzo para conseguir los recursos necesarios a través de varios mecanismos, como la venta de camionetas y carros de lujo, porque los funcionarios tienen que usar sus propios carros para su trabajo.
Y los ahorros en otros ámbitos como el combate a la corrupción, dispendio, despilfarro y uso indebido de recursos públicos, se van a orientar a las comunidades más apartadas del estado para solucionar un problema ambiental y de salud muy importante.
La mejoría de la vivienda se puede hacer en coordinación con Captar aprovechando su compromiso, su experiencia y su manera de organizar a las comunidades. Para el programa de electrificación se establece un acuerdo con la autoridad municipal, comentó el mandatario.
Dijo que su administración trabaja con un sentido de prioridad y de preferencia a las comunidades más apartadas, que más necesitan y más han esperado. “Y eso es lo que tenemos como parte del compromiso adquirido con los chihuahuenses”.
A propuesta expresa del alcalde Hugo Aguirre, Corral dijo que se hará una alianza estratégica para ir abatiendo las necesidades y urgencias que existen en las comunidades como Tajirachi, en el municipio de Guachochi.
“Acepto con mucho gusto colaborar para hacer proyectos conjuntos de electrificación a estas comunidades; serán proyectos de mayor impacto en el municipio para poder beneficiar al mayor número de personas con proyectos de electrificación”, expresó el mandatario estatal.
Captar tiene presencia en Bocoyna, Carichí, Chínipas, Guachochi, Guadalupe y Calvo, Guazapares, Guerrero y Urique.
La instalación de sistemas de cosechas de agua de lluvia permiten la captación de 10 mil litros de agua de lluvia anuales.